El encierro de Pamplona es uno de los espectáculos públicos de mayor fama internacional, pero uno de los que resulta más difícil ver in situ. Esta dificultad radica en que la carrera no se celebra en un recinto cerrado, con accesos controlados y mediante entradas como los espectáculos deportivos de masas, sino que discurre por las calles de la ciudad, y de una ciudad caótica debido a las fiestas.
Por tanto, para contemplar in situ la emoción de la carrera –algo que nunca puede ofrecer completamente la televisión, a pesar de sus repeticiones y ralentizaciones- es necesario colocarse tras los escasos vallados que flanquean el recorrido. En estos lugares, a los que hay que acudir por lo menos dos horas antes del comienzo del encierro, no caben más de 1.500 personas –en primera y segunda fila- con alguna garantía de “ver” a los toros de cerca; y para más abundamiento, sólo es posible ver un pequeño tramo de no más de 15 o 20 metros de calle.
Sin duda, lo más recomendable es ver el encierro desde un balcón, porque allí se “vive” plenamente la emoción de la carrera y se contempla un tramo de 100 o 200 metros del trayecto. Además, no hace falta estar en el balcón más que una hora antes del inicio de la carrera.
El problema es que en los balcones del recorrido no caben más de 4.000 personas, y o se es amigo-familiar-conocido de algún propietario de balcón –que es lo que tradicionalmente se ha hecho en Pamplona- o se recurre a alguna empresa especializada en alquiler de plazas de balcón, por un precio que oscila entre los 50 y los 100 euros por persona y día.
En la plaza de toros caben 20.000 espectadores, pero también es preciso adquirir la correspondiente entrada si se acude a localidades de gradería y gradería alta, mientras que los días laborables los tendidos del coso taurino son de entrada gratuita, aunque también se llenan muy pronto y es preciso madrugar para encontrar sitio. Además, en la plaza no se puede ver en realidad el encierro sino su final, cuando los corredores se abren en “abanico” al entrar en la arena.
Por último, siempre se puede recurrir a la televisión o a las pantallas gigantes instaladas en la calle que reproducen la señal televisiva.
A través de TVE ven el encierro diariamente en España un millón de personas en directo, desde la comodidad de sus domicilios, sin madrugar ni soportar el frescor mañanero pamplonés.
A esta cifra habría que sumar los espectadores del canal internacional de TVE, y los 80 millones que lo ven en diferido en los informativos y programas de los países que forman Eurovisión.