Desde el primer momento de fiestas, la música invade las calles de la ciudad y no se detendrá hasta que se retire la última charanga, el día 15 de madrugada. Es uno de los pilares fundamentales de los Sanfermines y, como tal, supone mucho más de lo que la programación recoge. Las canciones de Manuel Turrillas, salidas de los ambientes de las peñas, se entrelazan con sonidos exóticos de músicos callejeros, los txistus del folclore vasco o las notas de la música clásica o de los ritmos acompasados de las bandas de música en las mañanas de fiesta. Por la noche más de charangas mezclada con música enlatada que se escapa de bares y pubs, junto a conciertos al aire libre de los grupos más actuales de pop, que compiten con otros tipos de música como el jazz, salsa o merengue, que albergan distintas plazas de la ciudad. Una banda sonora que aúna programación e improvisación, modernidad y folclore, seriedad y desenfreno todo ello en el mismo marco festivo. Además hay que recordar que casi todos los actos festivos se complementan con un acompañamiento musical propio. La Comparsa de Gigantes y Cabezudos, la Procesión, los pasodobles en la plaza de toros o la dianas son buenos ejemplos.
La programación oficial contempla una variada oferta de conciertos, verbenas y otros acontecimientos musicales que abarcan un gran abanico de estilos musicales. Se trata de actuaciones al aire libre, como no podía ser de otra forma. Aunque el programa suele ser bastante similar de un año a otro, no estará de más consultarlo antes de acudir a uno de ellos y cerciorarse del lugar y el momento de cada espectáculo.
Repartidos por distintos enclaves de la ciudad la jornada sanferminera se organiza alrededor de las plazas y jardines que los albergan que, por otra parte, suelen ser siempre los mismos: la Plaza del Castillo, la Plaza de los Fueros, plaza Compañía, la Media Luna, Plaza de la Cruz, Paseo de Sarasate, parque de la Taconera y plaza Antoniutti. Todos ellos se convierten durante los días de fiestas en el escenario de las distintas actuaciones de jazz, pop-rock, música electrónica, rumba, salsa, folclore o exhibición de jotas.
Las notas de la “Biribilketa de Gainza” inauguran las fiestas de San Fermín, justo después de que el reloj consistorial marque las doce del mediodía del 6 de julio. La pieza es interpretada por dos protagonistas indiscutibles en este capítulo: La Pamplonesa y el grupo de txistularis. Tanto la una, como los otros, sin olvidar a los gaiteros, se harán indispensables en el desarrollo de los distintos actos festivos de la ciudad.
Una vez inauguradas las fiestas de San Fermín, la Plaza de los Fueros acoge un gran festival folklórico de música y danzas. Apenas ha pasado una hora del Chupinazo, aficionados y curiosos acuden a la plaza para disfrutar y conocer la gran variedad de bailes que se conservan en los distintos pueblos navarros. Grupos de danzaris de cada uno de ellos interpretaran en un mismo evento un aurresku, una jota rápida de Ochagavía, un “paloteau” de la Ribera, una dantza de Zuberoa o una mutildantza. Para terminar con el tradicional “Baile de la Era”, en un momento en el que los espectadores se suman al festival y se convierten en dantzaris ocasionales. Esa misma tarde, a las siete, tiene lugar el Alarde de Gaiteros desde el Zacatín del Mercado al II Ensanche.
El Festival de Danzas es el primero de una serie de conciertos matutinos que, con el nombre de “Euskal Musika”, recogen las actuaciones de diversos grupos de música tradicional navarra. La cita es a las doce y media en el Parque de la Media Luna. Un lugar muy apropiado para familiarizarse con el sonido de la trikitixa, el txistu y las gaitas, que comparten protagonismo con las rimas de los de bertsolaris. El más importante de estos conciertos es el tradicional Alarde de txistularis, que suele coincidir con el primer domingo festivo. En esta exhibición participan músicos profesionales de varias edades y distintos lugares. Suelen ser actuaciones a las que acude gran número de gente.
También al mediodía, varios grupos joteros ofrecen recitales de jotas en el Paseo de Sarasate. No suelen faltar a la cita de Pamplona los Hermanos Anoz.
La música de bandas también esta presente en las mañanas sanfermineras. A partir del día 8, hasta que terminen los Sanfermines, las mejores bandas municipales visitan la ciudad para actuar en la Plaza de la Cruz, a la una de la tarde.
Para los amantes de la música clásica, la Agrupación Coral de Cámara de Pamplona ofrece todos los años un concierto en el Teatro Gayarre. Se trata de un grupo coral de prestigio internacional.
Durante la noche sanferminera el Ayuntamiento oferta gran cantidad de propuestas musicales que recogen todo tipo de estilos. Al caer la tarde comienzan a sonar las primeras verbenas a lo largo de la ciudad. Las más tranquilas, pensadas para disfrutar en familia, son las que se celebran, a partir de las ocho de la tarde en el Paseo de Sarasate y en la Plaza de la Cruz. Esta última se prolonga hasta la una y media de la madrugada, tras el intermedio de los Fuegos Artificiales. Un poco más tarde, a las nueve de la noche, la Plaza del Castillo se convierte en escenario de la serie de bailables con el nombre de “Música de aquí”, que contempla distintas expresiones de la música tradicional navarra. El sonido del txistu y las gaitas engancha a la multitud de gente que acude a participar de los bailes. La velada termina con un compartido “Baile de la Era”, típico fin de fiesta de este tipo de verbenas.
Otros estilos de música, como el merengue y salsa encuentran su sitio en la Plaza de San Francisco. Si lo que se busca es un buen concierto de jazz, habrá que acercarse hasta la Plaza Compañía donde se dan cita, del 10 al 13 de julio, músicos como Chucho Valdés, Baldo Martínez o Nicholas Payton, entre otros muchos, y homenajes como el que le dedicó Javier Colina a Tete Montoliú.
Los Fuegos Artificiales marcan un descanso obligado en el transcurso de la programación musical, que se retoman una vez apagado el último cartucho. Se reanudan las verbenas en el parque Antoniutti y la Plaza de la Cruz hasta altas horas de la madrugada. Pasada la medianoche se produce la “Salida de bandas” desde la Plaza del Ayuntamiento o del Frontón Labrit.
El plato fuerte de la noche son los conciertos de grupos y cantantes de éxito, que tienen lugar en dos escenarios distintos. Con el título de Plaza Abierta, la Plaza del Castillo la alberga las actuaciones de los mejores grupos del momento, principalmente de música pop-rock, o artitas de folk consagrados como Kepa Junkera. Por la plaza han pasado grupos españoles tan conocidos como Tam Tam Go, Celtas Cortos, El Sueño de Morfeo, Jarabe de Palo, Bunbury o Miguel Ríos, e internacionales como el oscarizado Jorge Drexler, Carliños Brown, The Blues Brothers Band
También de éxito, Plaza de los Fueros ofrece actuaciones en directo de grupos de rock. Empiezan media hora más tarde y los grupos invitados presentan un sonido algo más duro, blues, rock mestizo, hip-hop, rock fusión latino, dirigido a un público joven. En los últimos años han tocado en esta plaza Barón Rojo, Los Ronaldos, La Frontera, Raimundo Amador y como no, la formación navarra Barricada que comparte escenario con formaciones locales más o menos afianzadas.
Fuera del ámbito institucional, pero imprescindible en la Fiesta, así con mayúsculas, no podemos olvidar la música de las peñas, que representa el genuino sonido sanferminero. En su continuo ir y venir por las calles del Casco Viejo, inundan el ambiente con las músicas potentes de sus charangas, con sus trombones, trompetas, mucho bombo. Son piezas compuestas especialmente para ellas por Manuel Turrillas en los años treinta, con un ritmo y una cadencia inventada especialmente para las fiestas, que combina la jota y la biribilketa. Las letras describen, en tono de humor, situaciones festivas protagonizadas por los mozos de la época, en canciones alegres y pegadizas. Con el tiempo, se han hecho muy populares, a fuerza de ser cantadas una y otra vez y, aunque la ciudad ha cambiado y las fiestas han evolucionado, las peñas siguen cantando estos himnos a la salida de los toros o en las dianas inmersos en la juerga de estas celebraciones, canciones que combinan el folclore y la crítica reivindicativa con el himno de cada peña y otras situaciones festivas. Las charangas han ido introduciendo nuevos instrumentos con el paso de los años, principalmente de viento y percusión Hoy en día son potentes bandas con sonidos metálicos que cuentan con trombones, trompetas y bombos, saxofones, tuba, platillos y el acompañamiento vocal de los abnegados miembros de las peñas y de todo aquel que se quiera sumar al grupo. Son incansables en su labor de poner la banda sonora a buena parte de las situaciones festivas desde la mañana, son imprescindibles en las tardes de toros, no dejan por ellos de formar parte de la movida nocturna.
Durante los Sanfermines cada peña se hace acompañar de una charanga, que contrata para todos los días festivos. El tema principal que interpretan continuamente los músicos de la banda son los himnos de cada peña, que en su día compuso el maestro Turrillas. Sin embargo, existe una cierta coordinación entre las peñas a la hora de salir a las calles a recorrer con sus músicos los rincones del Casco Viejo. Se estable un turno rotativo siguiendo un calendario de inter-peñas para animar las calles.
En la Plaza de toros, la coordinación entre ellas es escasa la mayoría de las veces, funcionando cada una por su lado, más atentos a los gustos de sus socios, que al conjunto del tendido. Al finalizar la lidia, las charangas que participan inundan de alegría y sonoridad la salida de la Plaza, en dirección a los locales de las peñas, hacia la calle Jarauta.
Los propios mozos de las peñas se mimetizan con el resto de componentes de las bandas, convirtiéndose en músicos ocasionales tocando el bombo, sirenas, bocinas, pitos y cualquier otro artilugio.