El inicio de las fiestas patronales de Pamplona se celebra con el lanzamiento del chupinazo.
El 6 de julio una multitud ávida de fiesta se concentra frente al Ayuntamiento para asistir a uno de los momentos más emocionantes de los Sanfermines. Poco antes de las doce del mediodía, la corporación municipal en pleno sale al balcón Consistorial desde donde serán lanzados doce cohetes para anunciar el comienzo de los festejos. Abajo, en la plaza, un mar de pañuelos rojos ondean entre las manos de pamploneses y visitantes impacientes por anudárselo al cuello. En ese momento, el concejal, que le ha correspondido el honor de tirar el chupinazo, se dirige al gentío para inaugurar los festejos al grito de "¡Pamploneses, Viva San Fermín, Gora San Fermín!". La respuesta es inmediata, una explosión de júbilo, de locura colectiva invade la plaza y sus alrededores, repletos de gente que descorchan botellas de champaña, cantan y bailan al son de las charangas y que no descansaran hasta la madrugada del día 15. Son habituales los momentos de tensión y de presión, junto con el sofocante calor, debido a la gran densidad de gente que soporta esta plaza no muy amplia. Es conveniente tenerlo en cuenta, ya que aunque no se han producido incidentes de consideración, si que son frecuentes los cortes por los vidrios que quedan en el suelo de restos de botellas.
Consejos:
Lo mejor es acudir como mínimo una hora antes del chupinazo para poder adentrarse en la plaza y disfrutar del ambiente previo que se crea mientras tanto. Diez minutos antes de la hora, los más rezagados se hacen paso a empujones entre la multitud, provocando pequeñas avalanchas y sensación de asfixia. No es nada aconsejable acudir con niños ya que el peligro para ellos es mayor. Las calles que rodean a la plaza son una buena alternativa para comenzar la fiesta. Hay menos aglomeración, pero el ambiente es igual de festivo. En la Plaza del Castillo se instala una pantalla gigante donde se puede ver en directo lo que sucede en la Plaza consistorial. Al igual que en el Paseo de Sarasate que es el lugar idóneo para familias con niños pequeños.
Sobretodo, es imprescindible el pañuelo rojo, aunque no debe ponerse antes de las doce de la mañana. Es costumbre llevar el pañuelo anudado a la muñeca o guardado en el bolsillo hasta que se lanza el chupinazo. Inmediatamente después del sonido de la pólvora lo tradicional es anudárselo al cuello y no quitárselo hasta el “Pobre de mí”. También es conveniente llevar alguna botella de champán, se puede adquirir en las calles que rodean a la Plaza del Ayuntamiento.
Por lo que respecta al resto de la indumentaria, no es el mejor día para vestirse con ropa de calidad. Los mozos y mozas de las cuadrillas se divierten durante la espera derramándose litros de bebida que irán a parar, con toda seguridad, en la ropa. También hay que tener cuidado con lo que cae al suelo, por lo que es aconsejable llevar calzado resistente.
Al finalizar el Chupinazo es costumbre salir de la plaza del Ayuntamiento por las calles de Chapitela y de Mercaderes.