El Encierro

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Corredores

En el encierro existen muchos elementos y personas que ayudan en la organización del mismo o que tienen por objeto aumentar su seguridad, pero protagonistas, lo que se dice protagonistas de la carrera, sólo hay dos: los corredores y los toros; sin ellos el encierro sería imposible, sin todo lo demás sería más inseguro, pero podría llevarse a cabo.

Se calcula que los días laborables de Sanfermines corren el encierro alrededor de 2.500 personas, cifra que aumenta hasta los 4.000 los fines de semana. No obstante, no todos ellos pueden considerarse corredores, ya que más de 1.000 entran en el ruedo a cientos de metros de distancia de la manada de toros y cabestros y con una ventaja sobre los astados de un minuto de tiempo. De los demás, alrededor de 500 corren cerca de la manada, pero cuando los toros están a unos cinco metros de distancia no aguantan la presión, se retiran a los lados y se paran para ver pasar los toros. El resto, otros 500 más o menos, sí corren en primera fila, sintiendo a los toros tras sus espaldas, relevándose en tramos de unos 40-50 metros y con unas carreras que –en la cara del toro- no duran más de 8-12 segundos.

El 70% de los mozos que ocupan la calle tiene entre 20 y 35 años de edad, el 10% aproximadamente menos 20 años, y el 20% restante más de 35, con algunos veteranos cincuentones e, incluso, algún sesentón. Su procedencia se reparte de la siguiente manera: el 40% son de Pamplona o Navarra, el 30% proviene de España y otro 30% más o menos es extranjero. La carrera real dura aproximadamente dos minutos y medio, y nadie, por muy deportista que sea, puede completarla en sus 850 metros de longitud junto a los toros debido al barullo que hay en la calle, donde es preciso aguantar empujones a velocidad de sprint, esquivar corredores más lentos, saltar sobre mozos caídos en el suelo y, por supuesto, vigilar continuamente a los animales que vienen por detrás.

Por lo que respecta a las técnicas para correr, existen básicamente dos: la primera es correr incrementando la velocidad paulatinamente hasta dejarse alcanzar por la manada, y entonces buscar un hueco junto a las astas.  La segunda –que solamente puede utilizarse en los últimos 200 metros de carrera porque los toros van más lentos- es esperar parado en los lados y cuando se ve la manada a unos 10 metros de distancia saltar al centro de la calle y correr al sprint. No obstante, esta segunda opción resulta demasiado violenta y peligrosa para el corredor que comienza la carrera y para los que ya vienen corriendo, a los que, inevitablemente, golpea y arrolla.