El Encierro

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Encierros records

Aunque pueda parecer lo contrario, nunca hay dos encierros iguales, ni siquiera parecidos. No obstante algunas carreras celebradas en Pamplona se han distinguido de lo que podríamos llamar el encierro “estándar”. Así, cabría citar a los dos encierros –porque dos comparten el record- en los que más cogidas ha habido: el 12 de julio de  2004,  y el también 12 de julio de 2007, cuando los toros de las ganadería de Jandilla y Marqués de Domecq respectivamente hirieron con sus astas a nada menos que ocho corredores.
Por otro lado, el 9 de julio del 94, que era domingo y se corrían toros de Miura, fue el día en el que más mozos fueron atendidos a pie de calle por la Cruz Roja; nada menos que 107, pero todos ellos por heridas leves. Por el contrario, el 19 de septiembre de 1992 –en plenos Sanfermines chiquitos- fue la jornada en la que se contabilizaron menos atendidos en plena calle; solamente 3 personas y por heridas muy leves.

Habría que destacar también al encierro de Miura del año 59, porque fue el más largo de la historia documentada del encierro; duró nada menos que media hora, porque un astado, ya en el ruedo, se negó a entrar en los corrales, aunque finalmente lo hizo obligado por un pequeño perro pastor que, más tarde, fue aclamado por el público de la plaza. En el extremo opuesto, es preciso citar al toro individual más rápido que ha corrido en Pamplona; “Huraño”, de 600 kilos y perteneciente a la ganadería de Jandilla, que el 11 de julio del 97, muy adelantado a sus compañeros de camada, invirtió únicamente 1’45’’ en cubrir los 850 metros del trayecto del encierro.

Mención aparte merecen los encierros del 13 de julio de 1980 y del 10 de julio de 1947, porque son ellos los únicos en los que se han producido dos muertos el mismo día y por el mismo toro. En el primer caso fue el toro “Antioquio”, de la ganadería de Guardiola, que mató a un mozo en la Plaza del Ayuntamiento y a otro en el ruedo, y en el segundo caso fue el toro “Semillero”, de la ganadería de Murube, que mató a un corredor en la calle Estafeta y a otro también en el ruedo.

Como encierros curiosos y anecdóticos habría que citar el del 8 de julio de 1995, cuando un Miura, acabado ya el encierro, se salió del ruedo a la calle corriendo 100 metros en sentido contrario. También el 12 de julio de 1988, un astado de la ganadería de Cebada Gago se volvió en sentido contrario, corriendo toda la cuesta de Santo Domingo al revés, hasta llegar de nuevo a la puerta del corral. Ha habido encierros singulares por muchos motivos; porque un mismo toro cogió en menos de 20 metros de calle a un padre y a su hijo (2003), porque se produjo un montón de corredores caídos que taponaba completamente la calle en un lugar tan extraño como Estafeta (1993), o porque un toro rompió el vallado de la zona de Telefónica y se escapó tras cornear a una espectadora (1940). También ha habido casos de toros que se han escapado cayendo al río en el encierrillo (1915, 1922 y 1957) y, lo que resulta más curioso, entre 1904 y 1932 en ocho ocasiones fue preciso realizar encierros dobles –una segunda carrera a la media hora del encierro normal-, porque algún astado se negó a salir a la calle desde el corral de Santo Domingo con sus hermanos de ganadería a la hora prevista por la tradición.