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Gastronomía

La gastronomía es parte sustancial en la celebración de los Sanfermines. Las peñas, la cuadrillas, las sociedades gastronómicas o, simplemente amigos y visitantes se reúnen ante la mesa, para disfrutar juntos de las tradicionales recetas de la cocina navarra, platos como el estofado de toro, el ajoarriero, una buena ración de pochas, la txistorra, los pimientos rellenos, los espárragos, o las magras con tomate, cocinados con ingredientes naturales salidos de la huerta Navarra y las mejores carnes, regadas con vinos de la tierra, que de un tiempo a esta parte están gozando de reconocimiento a nivel internacional. El programa de las fiestas de Pamplona recoge multitud de actos y tradiciones que serían impensables sin los ritos culinarios que los acompañan. Las dianas con su caldico mañanero, tras los encierros un chocolate con churros, la procesión o el desfile de Gigantes con sus almuerzos de chistorra, las cazuelicas y elaborados pintxos, la comida antes del desfile de mulillas, para entrar en la plaza y disfrutar con las peñas de una merienda en el tendido de sol, los fuegos artificiales, antes o después de una buena cena. En definitiva, nueve días de jolgorio y diversión en los que las propuestas gastronómicas no se quedan atrás.

En Navarra, todo acontecimiento social que se precie incluye un momento gastronómico como parte indispensable de la celebración. Es una tradición muy arraigada en la tierra y Pamplona, no es una excepción. Muy al contrario en la ciudad se puede encontrar todo tipo de recetas típicas navarra y productos de la tierra. Sus bares y restaurantes ofrecen una variada oferta que recoge desde bocadillos y pintxos realmente originales, hasta un menú elaborado con los platos más jugosos. Una oferta con una extensa propuesta gastronómica que contempla todo tipo de precios y calidades. Sin embargo, hay que contar con el aumento que sufren los precios en estas fechas, aprovechando el tirón de los Sanfermines.

Es tradicional y muy recomendable el andar de pinchos por los bares y locales del casco viejo y pedir un tinto o un clarete (vino rosado), un vermouth o una cerveza para  saciar la sed de las calurosas mañanas de julio. Además de disfrutar del tradicional "poteo" al atardecer y en mitad de la movida nocturna sanferminera. Si se busca un ambiente más distinguido y con clase, en la Plaza del castillo se encuentran establecimientos tan emblemáticos como el café Iruña. Sin salir de lo Viejo, encontramos restaurantes de cocina de alto nivel, no hay más que acercarse a la cuesta del Labrit y paladear la cocina de las hermanas Hartza, o al Europa, en Espoz y Mina, a Don Pablo en Navas de Tolosa o La Olla, en la Av. Roncesvalles. Junto a la plaza de toros se encuentra el Rodero, y en el ensanche, en la calle Bergamín el Alhambra y el Josetxo en Príncipe de Viana.

De precio más asequible, dentro del meollo de la fiesta Rest. San Fermín, Amóstegui o La Chistera son una buena opción para degustar las recetas de cocina navarra a precios más asequibles. Mención especial merece el Mesón del Caballo Blanco por encontrarse en un lugar privilegiado. Apenas a unos metros del cogollo de las fiestas, se disfruta de la tranquilidad y la magia de un enclave con reminiscencias medievales y una extensa panorámica de los pueblos circundantes. Con mucha tradición en Navarra, los asadores se especializan en carnes y pescados a la brasa, aunque sus cartas recogen gran variedad de platos.

Como consejo general, a la hora de buscar un sitio para comer o cenar mejor tomárselo con calma. Hay que tener en cuenta la gran aglomeración de gente en estos días. Para poder atender a toda la demanda que existe en fiestas, algunos establecimientos amplían sus horarios de comidas hasta las 15:00 horas y el de las cenas hasta las doce de la noche. Encontraremos menos gente entre semana.

La afición por la gastronomía de los habitantes de esta tierra les lleva a abrir nuevas sociedades gastronómicas cada día. El culto al buen comer se prodiga especialmente en Sanfermines entre sus socios, que se reúnen para disfrutar de variada gama de platos que abarca el recetario navarro.


El día de fiesta comienza degustando una taza caliente del “caldico”, hecho con ternera y gallina, que se reparte delante del Ayuntamiento, a las 6 de la mañana poco antes de las dianas con el fin de templar el cuerpo. Tras el encierro, corredores y espectadores se recuperan del esfuerzo y del madrugón con una taza bien caliente de chocolate acompañado de churros. Es típico el chocolate con churros en cualquier cafetería de la Estafeta o de la Plaza del Castillo. Tienen fama los de la churrería de la Mañueta situada en la calle del mismo nombre, cerca del Ayuntamiento. A mitad de mañana, después de contemplar las danzas de los gigantes o participar en la procesión del Santo, es un buen momento para almorzar y detenerse en los bares cercanos a la Catedral o al consistorio y tomar unos pintxos de magras con tomate o los huevos fritos con chistorra y pimientos del piquillo rellenos de bacalao. También son muy habituales las cazuelicas de magras con tomate, ajoarriero o unos menuditos, son algunas de las que, a modo de tentempié, se da buena cuenta en la calle. Las meriendas en la plaza de toros, protagonizadas por las peñas en el tendido de sol, son una buena muestra de la cocina casera de los de aquí. Para la hora de la comida la variedad local es enorme. Platos tan contundentes como las pochas, o más ligeros, como los espárragos o una variada menestra de verduras, seguidos de menudicos de cordero, bonito con fritada, unas truchas con jamón, las magras con tomate, el estofado de toro, el cordero al chilindrón, los chuletones rotundos, la merluza a la koskera, los jarretes de cordero. De postre, quesos, cuajadas, canutillos, queso del Roncal, natillas, leche frita o un bizcocho llamado goshua hecho con crema pastelera. Para terminar con un buen pacharán con propiedades digestivas. En definitiva, una gastronomía tradicional de prestigio que se ha hecho un sitio a nivel internacional.