El 14 de julio terminan oficialmente las fiestas de San Fermín. Los pamploneses reunidos ante el balcón consistorial, despiden solemnemente los ocho días de fiesta que acaban de vivir. A las doce de la noche una multitud de velas encendidas se mueven melancólicamente tras el anuncio de fin de fiesta del alcalde. Durante toda la noche se entonará la canción que da nombre a este último acto: "Pobre de mí, pobre de mí, que se han "acabao" las fiestas de San Fermín”. No obstante, las celebraciones continuarán hasta el amanecer.
En el mismo lugar, con los mismos protagonistas y a la misma hora se celebra el inicio y el final de los Sanfermines. Sin embargo el "Pobre de Mí" es la antítesis del Chupinazo, que cambia la luz del día por la noche, la explosión de alegría, por la tristeza y las ganas de diversión, por el cansancio acumulado. Al igual que lo hiciera el seis de julio, un gran número de gente se concentra en la Plaza Consistorial poco antes de que el reloj marque el final del día. A la hora en punto, el primer edil se asoma desde el balcón del Ayuntamiento para poner fin a las fiestas y dirigiéndose al gentío espeta: "Ya falta menos para el glorioso San Fermín" y emplaza a todos a participar en los Sanfermines del año siguiente. La multitud corea entonces el “pobre de mi” a la vez que se encienden cientos de velas que se iluminan en la oscuridad de la noche. La costumbre es entonces quitarse el pañuelo como señal de que se han terminado oficialmente las fiestas.Desde la contigua Plaza de los Burgos se oye el ruido de una traca de cohetes lanzada para marcar el final de las fiestas. Los pamploneses desde este momento se tendrán que ir haciendo a la idea de la vuelta a la normalidad. Muchos continuarán todavía una horas más la diversión antes de desanudarse el pañuelico rojo.
Consejos: Para participar plenamente en el Pobre de mi se hace imprescindible llevar una vela. En caso de olvido se puede adquirir en la calle según te vas acercando al Ayuntamiento. Una vez allí, hay que dejarse llevar por el ambiente y entonar un emocionado “pobre de mí”, junto con el “ya falta menos” y otros cantos de despedida.
Como alternativa al acto oficial, las peñas celebran su particular fin de fiesta en la Plaza el Castillo. Se les distingue enseguida por ir pertrechadas con sus pancartas y justo detrás los socios se divierten al son de la música de las txarangas. Teniendo en cuenta que a esta horas apenas quedan bares abiertos donde continuar la juerga, el “pobre de mi” de las peñas es una buena oportunidad para alargar la velada.
Un tercer punto de encuentro es la plaza del Consejo, aunque no aparece en el programa oficial de fiestas, lleva celebrándose desde hace 26 años con notable éxito, ya que cientos de personas acuden a la plaza para cantar y bailar con el pañuelo en la mano. Los socios de la peña El Chanclazo fueron los primeros que se acercaron hasta este sitio en la última noche sanferminera y desde entonces no han faltado a la cita.